La Chocolatería, en Lago Puelo, es de esos lugares emblemáticos que guardan la esencia misma de la región. Un local cimentado sobre el esfuerzo, la pasión y las ganas de crecer. Hoy se ha convertido en una parada obligada para todo viajero gracias a la calidad y variedad de los productos regionales que ofrecen. Conocé la historia de sus dueños y cómo dejaron todo para apostar a un nuevo proyecto.
La Chocolatería, un emblema de Lago Puelo
Ubicada sobre la Ruta 16, en el ingreso norte a la localidad de Lago Puelo, la Chocolatería no siempre fue el atractivo local que es hoy en día. Como todo emprendimiento propio, las bases de este negocio fueron cimentadas con esfuerzo, riesgos, pasión y trabajo.
En diálogo con Patagonia Andina, Walter Sepúlveda, uno de sus dueños, relató que la apertura del local “fue el 19 de noviembre de 2005. Por ese entonces, tuvimos 4 locales trabajando en Lago Puelo en plena temporada de verano. Pero, por razones económicas, en 2008 decidimos cerrar tres y quedarnos con uno grande. En 2010 obtuvimos el terreno en el que está emplazado hoy el negocio y, el 24 noviembre de 2012, abrimos al público la Chocolatería”.
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La Chocolatería de Lago Puelo, un antojo devenido en emprendimiento
En relación a la elección de producir chocolates, Walter recordó una anécdota que fue el disparador de este gran emprendimiento que fue consolidándose, de a poco, a fuerza de trabajo.
“Tiempo atrás, mientras estaba de vacaciones en Lago Puelo, me dieron ganas de comer chocolates artesanales. Entonces salí a buscar. Di vueltas por todo el pueblo y no encontré nada. Pregunté en varios lugares y me dijeron que tenía que ir a El Bolsón. Es decir, que tenía que recorrer 30 kilómetros, entre la ida y la vuelta, para comer un chocolate. Por supuesto que no fui y me quedé con las ganas. Así surgió la idea de poner algo propio relacionado con este producto”.
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El punto de partida
El empresario continúo “después de eso, tomé varios cursos de chocolatería a lo largo de 2005 y a partir de allí comenzó todo. Yo por ese entonces vivía en Bariloche con mi esposo. En octubre de ese año me mudé solo, en un principio, a Lago Puelo y comencé a trabajar. En noviembre abrimos al público un local muy chiquito, cerca de la estación de servicio. El primer año fue bueno, costó, pero nos fue bien”.
Contracción y expansión
El destino iba complotando con detalles para aportar al crecimiento de este emprendimiento. Tal fue así que -precisó Walter- “nos seguía yendo muy bien y en 2006 abrimos un local en el Parque Nacional. Además, ese año anexamos la producción de dulces y de cerveza artesanal. Posteriormente llegó la fábrica de helados. Ese mismo año también alquilamos otro local para aumentar la producción. Pero después tuvimos que reducir por cuestiones económicas”.
Desafíos
“Estábamos creciendo rápido pero de manera desprolija -continuó Sepúlveda– por eso decidimos parar y organizar bien todo lo que teníamos. Así fue que decidimos ir por todo. Tomamos la difícil decisión de vender lo que teníamos en Bariloche y comprar en Lago Puelo. Finalmente, en 2011, terminamos de vender todo para poder construir el local que tenemos hoy en día”.
Productos de alta calidad y compromiso
Walter no fue un improvisado. Logró posicionar este emprendimiento gracias a la previa capacitación en diferentes áreas afines a su objetivo.
En este sentido, recuerda: “empecé a trabajar como heladero en Bariloche, en una de las chocolaterías más conocidas. A las pocas semanas quedé como encargado, hice además trabajos de mozo y me pusieron a cargo de diferentes sectores”.
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Experiencia reflejada en los productos
“Con el tiempo fui conociendo gente y cuando surgió la posibilidad de emprender algo propio llamé al chocolatero de la empresa, que también fue mi profesor, y le dije que tenía intención de aprender más para poner una chocolatería. Fue algo exclusivo porque no suele dar clases abiertas”.
Calidad y variedad
Toda la experiencia la pudo volcar a su favor y se nota claramente en la calidad de los productos que se ofrecen: chocolates, helados, postres, tartas, dulces, cerveza artesanal y muchas cosas más.
Todos ellos representan y contienen la esencia pura de Lago Puelo: “Nuestros estándares de calidad se comparan con las mejores chocolaterías de Bariloche”, destacó Walter.
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Agradecimiento a la fidelidad del público
La Chocolatería abre, en temporada baja, a las 09.00 y cierra a las 21.00 y, en temporada alta, hace lo propio a las 09.00 y cierra cuando el último cliente deja la mesa. “Nosotros no le pedimos a la gente que se retire. Es por eso que tenemos clientes muy viejos que siguen firmes desde los primeros días que empezamos”, remarcó el empresario.
Y agregó: “En agradecimiento a todos, realizamos dos festejos abiertos al público: el 19 de noviembre, que es el aniversario de la Chocolatería y sus clientes, y en mi cumpleaños, que es en abril. Me gustan los festejos multitudinarios así que siempre aprovecho”.
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Con sabor a Lago Puelo
La Chocolatería contiene, en sus productos, la esencia misma de Lago Puelo. Todo lo que se fabrica se realiza con materia prima y mano de obra local. Por eso, el sabor que contienen es de una calidad propia del esfuerzo y el amor por lo que se hace.