Villa Meliquina es un lugar diferente con un equilibrio que poco se encuentra en la región. Sucede que este sitio tiene una particularidad: no cuenta con luz eléctrica. Todo el pueblo se abastece mediante grupos electrógenos, energía eólica y energía solar.
Es un lugar rústico pero con un poder increíble de conexión con la naturaleza. Toda una aventura para volver a las bases, a la vida simple, a desconectarse de la ciudad y a recargar la batería con la energía vital que emana este verdadero edén.
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Villa Meliquina, la conexión con la desconexión
La tecnología avanza a pasos agigantados y, a medida que esto sucede, la sociedad se va sumergiendo en un universo globalizado con más acceso a diferentes tipos de servicios. Pero no todo lo que se desprende de esto es beneficioso: el exceso de conexiones genera una desconexión con las cosas más simples y básicas.
En este marco, aparecen lugares como Villa Meliquina que vienen a representar un oasis natural dentro de un universo de cemento. Un remanso ideal para volver a uno, aunque sea por un lapso de tiempo, con la naturaleza que nos rodea, con la magnificencia de lo esencial y con la savia misma de la vida.
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Lago Meliquina y su ojo de agua diáfano
En lo relativo a la naturaleza, este pequeño oasis cordillerano tiene todo: lagos, ríos, bosques nativos y montañas. Pero lo más destacado de todo es la belleza de su espejo lacustre. El lago Meliquina tiene 7 kilómetros de costa, bañadas por unas aguas tranquilas y transparentes que invitan a sumergirse en su paz.
Qué hacer en Villa Meliquina
Si bien es cierto que este pequeño pueblo es la apoteosis de la tranquilidad, no por eso está exento de tener una gran cantidad de actividades para que los visitantes disfruten plenamente de sus atractivos naturales.
Otro de los atractivos naturales que tiene la Villa es el río Meliquina y su lago vecino, el Filo Hua Hum. Dos opciones más que refuerzan este combo de naturaleza pura y prístina que existe en este sector de la cordillera.
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Dentro de la Villa hay prestadores que brindan diferentes servicios relacionados con actividades lacustres. Además, se puede realizar senderismo por los bosques andinopatagónicos que rodean la localidad. Allí, se podrá ver distintas especies de árboles nativos como coihues, radales y lengas, y varias hectáreas de pinos exóticos.
Los habitantes primitivos y su “Casa de Piedra”
Este pequeño pueblo es una caja de sorpresas y ofrece actividades de todo tipo. Además de los hermosos atractivos naturales, también hay otras opciones para conocer un poco de historia y arqueología.
Saliendo de la Villa, por la ruta 63, en dirección a Paso Córdoba, una señalización advierte sobre la presencia de una cueva llamada ¨Casa de Piedra¨. Para visitarla es recomendable llevar linternas, o el propio celular, para iluminar el interior ya que hay poco ingreso de luz natural.
La leyenda
La leyenda cuenta que en este habitáculo los indígenas realizaban ceremonias rituales y que, en algún tiempo, hubo pinturas rupestres originales. Hoy, tal como aclara el cartel de entrada, los dibujos fueron recreados, ya que los antiguos desaparecieron.
Se trata de un lugar muy espiritual y con mucha carga energética de los antepasados. Tiene una atmósfera particular que invita al respeto y a la pasividad.
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Gastronomía regional
El pueblo cuenta con una destacada gastronomía elaborada con materia prima de la región patagónica. Existen diversas opciones a la hora de probar las exquisiteces de la zona entre las que se destacan: ahumados, cerveza artesanal y pescados. Productos típicos de los terruños andinos.
Festival Mucho Gustok
Si todas las anteriores no fueron suficientes razones para visitar Villa Meliquina, acá va una más. Desde 2015, en enero, se celebra en el lago, el festival Mucho Gustok. En este espacio, se cruzan sonidos ancestrales con los nuevos ritmos digitales, como el folclore y el hip hop, la cumbia y la música electrónica. Se trata de una propuesta musical que, potenciada por las bellezas del lugar, componen un clima único y difícil de rechazar.
El predio donde se realiza el festival cuenta con un parque rodeado de árboles que protege del viento y cobija el escenario principal. Además, hay un espacio de camping ecológico, con baños secos, que permite acampar durante las dos noches que dura el encuentro.
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Cómo llegar a Villa Meliquina
El pequeño pueblo está muy cerca de la mítica Ruta 40. Más precisamente, se halla a solo 15 kilómetros de la Ruta de los 7 Lagos y a 40 kilómetros de San Martín de Los Andes. La localidad se ubica sobre la ruta provincial 63 que, luego de 48 kilómetros, llega a Confluencia por el Paso Córdoba.
Un diamante en bruto
Esta pequeña Villa, perdida en cercanías a la Ruta 40, es un lugar único, agreste y desintoxicado de todo tipo de invasiones hostiles. Es un remanso que devuelve a las raíces y que invita a comulgar en sintonía fina con la naturaleza.