Centro Cívico de Bariloche

La historia del emblemático Centro Cívico de Bariloche, el primero de Argentina

El Centro Cívico de Bariloche es un ícono de la ciudad, un edificio con características y relatos únicos que trascendieron generaciones. Fue el primero que se construyó en el país. En marzo del 2023 cumplió 83 años. Hoy se ha transformado en el fondo típico de millones de personas que alguna vez se tomaron una foto con él detrás. Conocé en esta nota de Patagonia Andina la historia y las particularidades de este verdadero emblema de la localidad rionegrina.

Centro Cívico Bariloche

Centro Cívico de Bariloche, sentando las bases de un emblema

El Centro Cívico de San Carlos de Bariloche fue inaugurado el 17 de marzo de 1940. Este popular edificio patagónico fue el primero del país y su construcción estuvo a cargo del arquitecto Ernesto de Estrada. Los materiales que se utilizaron fueron madera de ciprés, alerce y piedra toba extraída del cerro Carbón.

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Su arquitectura está atravesada por un marcado estilo europeo, imperante en las regiones montañosas y boscosas del viejo continente. Hoy en día, el Centro Cívico está en total armonía con la ciudad, pero es importante situarse en la fecha de su inauguración: los años ´40. En ese entonces, Bariloche solo tenía alrededor de 3 mil habitantes, por lo que este edificio, con pocas construcciones a su alrededor, se alzó como un titán frente al Nahuel Huapi.

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Centro Cívico: detalles de una construcción espectacular

El Centro Cívico fue construido por un inspirado Ernesto de Estrada que dejó su marca en uno de los emblemas más conocidos de la Patagonia. La obra duró poco más de dos años y trabajaron en ella alrededor de 200 obreros especializados en distintos oficios. Cada uno de ellos fue seleccionado especialmente por su talento.

Hay un detalle de la construcción que se puede observar en las piedras del revestimiento. Allí se nota que están colocadas de una forma irregular, esto se debe que el arquitecto tuvo la idea de representar las montañas y es así como se encuentran las piedras en la naturaleza. Otro de los detalles interesantes que tiene esta obra, está en la torre y es la historia del magnífico reloj.

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El reloj de la torre

En simetría con la obra, el reloj fue instalado en el año 1940. Su actual maquinaria conserva partes originales provenientes de Alemania y Dinamarca. Se cree que su mecanismo es aún más viejo y corresponde a unos 15 años antes respecto a la tecnología de los años ´40. El reloj funcionó perfectamente al principio pero, con los años, su marcha se detuvo.

En ese marco apareció la figura de un vecino de Bariloche que se hizo cargo durante muchos años del funcionamiento del complejo reloj. Se trató de Jorge Stanoievich, un inmigrante francés nacido en 1924 que, tras su paso por campos de concentración, venía escapando del horror que había dejado la guerra. En 1976 se instaló en Bariloche, tras su arribo a Buenos Aires en el año 1948.

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Artesano innato, en 1985 fue contratado por el municipio para realizar el mantenimiento del reloj. Debió trabajar mucho en la realización de piezas ya que las requeridas para el funcionamiento no se fabricaban más y tuvo que hacerlas él mismo en su taller. Finalmente, logró hacer funcionar el reloj y lo mantuvo operativo, durante 20 años, hasta su muerte.

Las figuras que salen debajo del reloj

Originalmente, cuatro esculturas talladas en madera aparecen, sucesivamente, debajo del reloj acompañando a las campanadas. Se trata de figuras que simbolizan distintas etapas de la historia de Bariloche.

Figuras debajo del reloj.

En este sentido, la primera de ellas representa al original habitante de la región, integrante de los pueblos originarios de la Patagonia. La segunda, un sacerdote, que llegó bajo la misión de evangelizar a los primeros. La tercera, es un militar, integrante de la infame “Campaña del Desierto” y la cuarta escultura es un labrador, representando a los pobladores que se instalaron para trabajar las tierras.

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Una foto de Bariloche

Con el magnífico paisaje del lago Nahuel Huapi como escenario de fondo, el Centro Cívico es la típica foto que hay que tomarse en Bariloche. Es el centro de todas las actividades de la ciudad. La calle Mitre, fue la primera calle asfaltada.

En esta arteria principal, se encuentran la mayoría de los comercios de Bariloche: chocolaterías, locales de artesanías, bares, restaurantes, librerías, casas de música, galerías, agencias de turismo y mucho más.

¿Ya visitaste este emblema de la Patagonia? ¿Conocías estos detalles de su historia?

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